Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Sigmund Freud, el ser humano

* El rompimiento con Jung

* El caso de Sabina Spielrein

No es solamente el homenaje por el aniversario 152 del nacimiento del genio que fue Sigmund Freud lo que determina estas líneas, sino que en realidad, a pesar del tiempo transcurrido, hay hechos poco conocidos, algunos, y recién revelados, otros, de gran trascendencia en la vida y en la obra del padre del Psicoanálisis.

Hace dos años, para festejar 150 años de su natalicio, en la ciudad de Freiberg, Moravia, ahora Př íbor, República Checa, pretendieron erigir una estatua en su memoria y organizaron una votación para que la pequeña población se expresara al respecto. Fue una sorpresa constatar que había muchos que se oponían al proyecto.

Igual que el 6 de mayo de 1856, cuando Sigismund Schlomo Freud Nathanson vio la primera luz en la ciudad mencionada antes, parecía seguir rondándolo el fantasma de la persecución a los judíos.

Apenas en 1970, el profesor  John M. Billinsky reveló las razones por las que Carl Gustav Jung había dejado de ser discípulo de Freud y roto la amistad, según él.

De acuerdo con Billinsky, en 1907 Jung fue a Viena invitado por Freud y se hospedó en la casa de este último. Con Freud vivían sus hijos, su esposa Martha Bernays y la hermana de ésta, Mirna. Billinsky asegura que Jung le dijo que ahí se enteró por confidencia de Mirna que él estaba enamorado de ella y que sostenían relaciones. Textualmente, Jung le diría: “Fue mi conocimiento del triángulo de Freud lo que se convirtió en importante factor de nuestra ruptura. Yo no podía ya aceptar la autoridad de Freud en relación con la verdad. Esto condujo a posteriores problemas.”

Los antecedentes, sin embargo, muestran una realidad totalmente diferente. Parece ser que en este caso Jung le mintió a Billinsky, o éste lo hizo para proteger a Jung, debido a trece cartas que apenas un año antes, en 1969, había dado a conocer la Clark University, escritas por Freud y dirigidas a quien fue director de la universidad, G. Stanley Hall.

Estos se conocieron en 1909 y se escribieron varias cartas, entre ellas las trece mencionadas. La relación amistosa nació durante la primera y única visita de Freud a Estados Unidos, del 27 de agosto al 21 de septiembre de 1909, invitado por Hall a dar cinco conferencias, durante cinco días, en la universidad, ubicada en Worcester, Massachusetts. Recibiría un pago de tres mil marcos, setecientos catorce dólares con sesenta centavos de entonces.

Una de las trece cartas, encontradas en los sótanos de la biblioteca de la universidad, revelaba los motivos de Freud para romper con Jung: “Si conociera usted más a fondo los hechos reales, seguramente no habría pensado que volvería a encontrarse ante el caso de un hombre que no deja evolucionar a sus hijos, sino más bien que son los hijos quienes desean eliminar a su padre, como en la antigüedad”, en clara referencia a los múltiples problemas psicológicos que tenía Jung.

Jung decía que Freud concedía demasiada importancia al sexo en la energía vital y a propósito de las teorías de su maestro, afirmaba que “el cerebro es juzgado un apéndice de los órganos genitales”. A pesar de haber sido su discípulo, Jung fue formando tremendas resistencias al Psicoanálisis freudiano, trazó “su propia teoría” y a su vez psicoanalizaba en el hospital para enfermos mentales de Burghelzlji, Suiza, el mismo en que trabajó junto a Freud.

La carta con la que Freud rompe la amistad con Jung y la respuesta de éste son parte de los valiosos antecedentes que nos permiten analizar las razones del rompimiento:

 

Viena, Enero de 1913

Estimado señor presidente

Estimado doctor:

... En consecuencia, propongo que abandonemos nuestra amistad enteramente, no pierdo nada con ello, pues mí único vínculo emocional con usted, ha sido durante un largo tiempo, un delgado hilo, debido al prolongado efecto de pasados desacuerdos y usted tiene todo a ganar, en vista del reparo que recientemente hizo en Munich acerca del efecto de una profunda amistad con un hombre que inhibía su libertad científica. Por consiguiente le digo: tome su “total libertad” y ahórreme sus supuestas “charlas personales en beneficio del interés general de su ciencia (rama de esfuerzo). Ud. Nunca tendrá motivos para quejarse por falta alguna de cortesía de mi parte. En cuanto a nuestro común entendimiento y la persecución de objetivos científicos concierne, quiero decir: No existe para ello más razón en el futuro que en el pasado. Por otra parte, espero lo mismo de Ud.  Saludos

Freud

  

Kusnacht –Zurich, 6 de Enero de 1913

Querido Profesor Freud:

 

Accedo a su deseo de abandonar nuestra amistad, pero nunca tiraré (por la borda) la mía con su persona. Ud. Mismo es el mejor juez para saber lo que en este momento le significa.

El resto es silencio.

PD: Gracias por aceptar los papeles de Burrows

Sinceramente suyo,

Jung

 

Queda claro que Freud rompió con Jung, pero la respuesta de éste deja preguntas en el aire, ¿Qué quiso decir con “Usted mismo es el mejor juez para saber lo que en este momento le significa (que nunca tirará por la borda su amistad, de Jung hacia Freud)? ¿Y luego, “el resto es silencio”?

Otro antecedente fue el caso de Sabina Spielrein, una joven judía que llegó al hospital suizo el 17 de agosto de 1904 para que la tratara Jung y terminó en la cama con él, a pesar de que éste era casado y su psicoanalista. Cinco años duraron sus relaciones. Sobre el asunto se han hecho libros, obras de teatro y películas que denuestan a Jung. La más conocida en México es Almas al Desnudo. Las cartas que Jung le escribió a Sabina permanecen en el secreto debido a que la familia de éste no ha querido conceder autorización para que se den a conocer.

Un punto más a favor de Freud en este análisis se dio durante el viaje a Estados Unidos, al que también fue Jung. Estaban ambos desayunando en la universidad y Freud le confesó que las mujeres americanas le provocaban sueños eróticos y no le permitían dormir bien: “Sueño continuamente con prostitutas”, le dijo. Jung le contestó, “entonces, ¿Por qué no le pone remedio?” a lo que Freud respondió sobresaltado: “”Porque soy casado”.

Esto refleja la personalidad frívola de Jung, y excesivamente conservadora, victoriana de Freud, incapaz de caer en una relación amorosa con otra mujer en su propia casa, menos tratándose de su cuñada.

Freud murió en Londres el 23 de septiembre de 1939, asistido por su propio médico con una sobredosis de morfina, porque ya no soportaba los terribles dolores que le provocaban el cáncer en la mandíbula y las decenas de cirugías que le habían practicado.

Jung falleció el 6 de junio de 1961, en Zurich, casi 23 años después que su maestro en el Psicoanálisis, a punto de cumplir 86 años de edad. Uno de sus discípulos en la ciudad suiza en que murió, fue precisamente Billinsky, en 1957.

Este año, el de las supuestas confidencias sobre los motivos reales del rompimiento, Freud ya no podía defenderse, tenía 18 años de muerto.

Sabina Spielrein, por su parte, estudió Medicina en la Universidad de Zurich, recibió su título de médico y luego se especializó en Psicoanálisis y trabajó con el mismo Freud. Se fue a vivir a Alemania y en 1923 abandonó el país por consejo de Freud. Regresó a Rusia, vivió año y medio en Moscú y finalmente retornó a su pueblo natal, Rostov, donde murió en 1942 víctima de los soldados nazis. Fue la primera psicoanalista en tratar las neurosis infantiles y juveniles y la fundadora del Psicoanálisis en Rusia.

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